Susan Pick
Presidenta de Yo quiero Yo puedo (IMIFAP)
www.yoquieroyopuedo.org.mx
Nuestra
educación tanto en el hogar como en la escuela ve a la obediencia como uno de
los más altos valores; a quedar bien con los demás, a ser “bien educado”.
Muchos podrían exclamar: “¡Qué maravilla!, un país de gente obediente, bien
educada, preocupada por los demás”. Pero no es tan sencillo. Más bien,
obedecemos muchas cosas que deberíamos desobedecer y desobedecemos muchas que
deberíamos valorar.
Así por
ejemplo con frecuencia desobedecemos reglas de tránsito llevando a accidentes, no
valoramos y por lo tanto, desobedecemos la legalidad llevando a corrupción en
diferentes niveles, no respetamos (desobedecemos) los lugares de cada persona
que va formada en una cola llevando a desorden y enojo por parte de aquellos
cuyo espacio estamos violando.
Por otro
lado, obedecemos y por lo tanto, valoramos muchas normas que deberíamos
desobedecer. Por ejemplo para obtener poder somos capaces de mentir con impresionante
facilidad, al apreciar una determinada imagen pública por encima de la verdad
valoramos el engaño y al encubrir trampas y abusos estamos obedeciendo y
valorando algo contra lo que deberíamos luchar.
Nos
encontramos ante la disyuntiva: ¿Cuáles valores deberíamos promover y de que
manera? ¿Cómo vamos a aprender a obedecer lo que hay que obedecer y desobedecer
aquello ante lo cual nos urge rebelarnos? ¿Qué pasos debemos seguir para
valorar aquellos que nos permita abrirnos nuevas y mejores oportunidades?
Se
requieren pasos que son sencillos de entender, no tan fáciles de instrumentar.
Veamos. En paralelo con entender la confusión entre obediencia y desobediencia que
acabo de describir, podremos apartarnos de ella e ir construyendo una formación
diferente tanto en la casa como en la escuela y los medios masivos. Esta podrá
estar basada en valores orientados al crecimiento de toda persona no solo del
político o del educador, a una toma de decisiones informada, autónoma y
responsable en lugar de a una ciega obediencia, a una comunicación directa y
transparente en lugar de una que oculta y confunde, a políticas públicas
orientadas al desarrollo individual, familiar y comunitario no solo a regalar
dinero y despensas, a quedar bien y “hacer como que hacemos”; mucho menos solo
al poder y al “cuatismo”. Si logramos valorar, desarrollar y utilizar este tipo
de habilidades para la vida estaremos cambiando valores de sumisión, apariencia
y mentira por participación responsable, análisis y transparencia (base de una
ciudadanía participativa y responsable y la verdadera democracia). Asimismo
podremos convertir estos valores en conductas concretas que nos abrirán las
puertas del desarrollo como personas y como país.
Al tomar
este tipo de valores como punto de partida, estaremos formando mexicanos que
sean agentes de sus propias vidas, las de sus familias y comunidades en sustitución
del status quo actual de mexicanos que vivimos en el miedo, mentira, enojo y
pena y, que valoren la iniciativa y la productividad en lugar de la obediencia
y sumisión.
Yo Quiero, Yo Puedo (IMIFAP) es una ONG que
desde hace casi 30 años busca despertar el potencial de cada persona mejorando
su calidad de vida.
Yo Quiero, Yo Puedo (IMIFAP) ha facilitado
las herramientas con más de 20 millones de personas que han ampliado sus
oportunidades, participado como ciudadanos y tomado el control de sus vidas.
www.yoquieroyopuedo.org.mx