jueves, 7 de noviembre de 2013

Yo quiero, yo puedo… educar para una comunicación positiva


Susan Pick

Presidenta Yo quiero, yo puedo (IMIFAP)

Un ingrediente clave para que las relaciones interpersonales sean una fuente de satisfacción y crecimiento es que la comunicación sea efectiva y positiva. Esto es algo que podemos enseñarle a nuestros hijos en casa y a nuestros alumnos en la escuela. Veamos.
No es raro escuchar comunicaciones en las que:
  1. Le echamos la culpa a otra persona por un posible error. Ejemplos de esto son: “Es que me dijiste que hiciera eso”, “Es tu culpa”, ¡“Es que si hicieras las cosas de otra manera!”. En lugar de este tipo de mensajes podemos usar la primera persona (ej empezar las frases con “Yo” no con “Tú” y consultar o sugerir en vez de atribuir. Por ejemplo podemos simplemente decir: “Considero que las canastas se pueden construir de esta otra manera, ¿Te gustaría que te enseñe?”, “Yo creo que podrías hacer esto en menos tiempo si te organizas haciendo una lista de pendientes”, “Qué te parece si nos sentamos a analizar lo que sucedió y juntos buscamos una solución”. De esta manera estaremos tomando en nuestras manos la responsabilidad de lo que decimos y estaremos ayudando a que la otra persona no se sienta atrapada y se ponga a la defensiva. Para que la comunicación sea efectiva y clara, es mejor no atribuirle a otra persona ideas o razones que son interpretaciones nuestras. Por ejemplo “Seguramente llegaste tarde porque no me querías ver” en lugar de decir “Me molestó que llegaras tarde. Por favor la próxima vez que te retrases avísame para calcular mis actividades”.

  2. Cuando algo sale mal criticamos y hacemos sentir mal a la persona en su totalidad, le ponemos calificativos y hasta etiquetas que muchas veces dañaran nuestra relación con dicha persona. En lugar de esto podemos referirnos únicamente a la conducta que nos molestó. Por ejemplo: “Eres un tonto”, “¡Pero que lenta eres, que bárbara!”, “Nunca he visto a alguien con tan poca responsabilidad”. Hablar de una conducta, de ejemplos concretos o brindar sugerencias constructivas, en lugar de resaltar los errores y criticar a la persona lleva a mejores resultados. Por ejemplo, los mensajes anteriores pueden cambiarse por las siguientes frases: ”Me encantaría apoyarte en aritmética. ¿Qué te parece si nos sentamos juntos para ver como hacer sumas y restas?”, “Entiendo que te cueste trabajo armar ese rompecabezas y por eso te has tardado un poco más de lo planeado”, ¿Qué tal si haces grupos de piezas por color para que te sea más fácil la búsqueda?”. Para el tercer ejemplo una comunicación más positiva sería: “Sugiero que tengas un calendario en el que vayas apuntando día a día lo que tienes que hacer, así te será más fácil darle seguimiento a cada actividad. ¿Qué te parece?”